Sede Macro
Del 10.08.07 al 02.09.07

Belleza manifiesta

- Bertocchi, Paolo; Chimera, Vanessa; Faivovich, Guillermo, Gumier Maier Jorge , Alfredo Londaibere y Miguel Mitlag

Castagnino+macro

BELLEZA MANIFIESTA
por Gabriela Galati
julio 2007

A partir de la influencia de las vanguardias históricas, especialmente de Duchamp y del dadá, en el arte contemporáneo la experiencia estética quedó completamente escindida de la categoría de lo bello.
Históricamente, en el pensamiento occidental al menos, el bien, la belleza y lo verdadero (en ética, estética y filosofía, respectivamente) formaban una unidad. En lo que al arte respecta, esta unidad se rompió y lo bello dejó de estar asociado a lo bueno y verdadero, quedó puesto en entredicho y, sobre todo, comenzó a despertar sospecha. Comenzó a ser tabú en el arte, y por eso mismo, a generar culpa. La experiencia estética en el arte comenzó a ser otra, se relacionó con otro tipo de categorías y conceptos; si la obra era considerada bella en términos tradicionales, podía ser sospechada de kitsch, de poco compromiso o baja calidad.
Lo que sucedió es que la belleza quedó asociada a la sociedad de consumo; es así que la categoría de lo bello pudo ser detectada y experimentada sin culpa en el diseño industrial y en el cine, los objetos bellos quedaron confinados a la vida cotidiana; mientras en el Arte (con mayúsculas) se produjo la escisión de dicha categoría de la experiencia estética misma y la consecución de lo bello dejó de ser un objetivo programático para el artista.
Así como cíclicamente se vaticina la muerte de la pintura, del arte mismo, también la belleza ha sido postulada como innecesaria y casi proscripta del arte contemporáneo. No es nuestra intención cuestionar estas inclusiones, exclusiones e intereses. Simplemente, creemos necesario plantear la pregunta de cómo se piensa lo bello en el arte hoy, así como también pensar, cuáles son las categorías que conforman la experiencia estética en el campo artístico.
La selección de artistas y obras implica un recorrido, y obviamente este recorrido implica un recorte parcial y limitado.
Algunos artistas, como Jorge Gumier Maier y Alfredo Londaibere entienden la categoría de lo bello como parte intrínseca de sus obras, esto ni siquiera plantea un conflicto en su producción, si no mas bien una elección programática.
En otros casos, como el de Guillermo Faivovich, su producción tiene que ver, por un lado, con una apertura deliberada en relación a las posibles interpretaciones y, por otro, con una actitud que podríamos llamar de señalamiento en el sentido de develar configuraciones de imágenes, objetos o situaciones como artísticas, y en este caso, como bellas.
Miguel Mitlag elige objetos de la vida cotidiana, de fabricación industrial y colores artificiales para sus fotografías en las cuales la belleza está dada por la composición y la puesta en escena.
Vanessa Chimera propone pensar el tema de la muestra en relación a la tradición renacentista italiana y cómo ser artista contemporáneo hoy, en relación a esta tradición (y a su peso). Paolo Bertocchi, con la misma tradición sobre sus espaldas, reflexiona en su trabajo sobre una contracara de la belleza, aquel horror que exorciza en su hacer como artista.
La propuesta, en definitiva, es mostrar un conjunto de obras que entiendan la experiencia estética como atravesada por el concepto de lo bello, que hablen de una belleza.