Sede Macro
Del 03.07.08 al 05.08.08

Macro-incorporaciones

O de cómo lo contemporáneo deviene histórico, y viceversa

Se desarrolla a partir de los puntos de inflexión de las adquisiciones efectuadas en el marco de la formación de la colección de arte argentino contemporáneo Castagnino+macro.

Castagnino+macro

macro incorporaciones o “de cómo lo contemporáneo deviene histórico, y viceversa”
Por Nancy Rojas

Pensar la colección, interpretarla, abordarla curatorialmente, proyectar su ampliación, han sido algunas de las prácticas que, a lo largo de estos años, habilitaron un espacio de reflexión ávido para procesar un debate cuyo origen se halla en la historia misma del Castagnino+macro.(2)
En este sentido, ¿qué significa coleccionar arte contemporáneo en un museo del presente? ¿Cómo se define una colección de arte contemporáneo dentro de un marco institucional y en un contexto social, político y económico determinado? ¿Cuáles son las condiciones históricas de una colección que intenta ser representativa del “arte argentino” actual?
Redundar sobre el patrimonio. Investigar sus características. Hallar sus claves principales para una lectura que oscile entre la discusión y la creación de una plataforma de nuevos “modus operandi”. En definitiva, la demanda actual sigue siendo la gestión y el estudio de lo ya incorporado. Y se suma la reestructuración del programa de incorporaciones de obras contemporáneas, central para definir el perfil del Castagnino+macro.
Desde esta perspectiva, el proyecto macro-incorporaciones no es solamente una apuesta curatorial macro donde exhibir un grupo de piezas recientemente integradas en el patrimonio. Es también la puesta en escena de la lógica natural de un sistema de proyección y, fundamentalmente, de una musealidad que aún se sostiene a partir de la metáfora de la institución como fábrica en construcción.
macro-incorporaciones se desarrolla entonces a partir de los puntos de inflexión hallados en esta historia: la de las adquisiciones efectuadas en el marco de la formación de la colección de arte argentino contemporáneo Castagnino+macro.
La exhibición, que dispone de una serie de obras ingresadas en 2007 y 2008, pone en foco los avatares de este proyecto señalando “lo patrimonial” y su mutación hacia diversas bifurcaciones. El concepto es el de una colección pensada como una herramienta esencial en el intento de articular la recuperación de la densidad histórica con los significados que generan las prácticas innovadoras.


Paradojas mutables
¿Cuándo lo contemporáneo deviene histórico? ¿Cuándo lo histórico deviene contemporáneo?
Pasado el tiempo, pareciera que en esta oscilación es donde vamos a poder materializar los focos de reversibilidad de este programa de acción. Conviene aquí señalar el ímpetu que irradia la colección a la hora de definir una gestión y una política de la institución.
Referencialidad nacional, diversidad estética, calidad proyectual, descentralización señalan las derivaciones de esta propuesta que comenzó a desarrollarse en 2003 (3). A partir de allí, la presencia de un terreno viable para la inscripción de la producción artística en ciertos lugares o inclusive, y a veces en forma simultánea, en no lugares.
De la pintura a la instalación, del objeto a la acción, del registro de lo efímero a las obras audiovisuales, insinuando núcleos que traspasan aquellas barreras categóricas fácilmente identificables.   
Entonces, una lectura posible de esta muestra resulta ser aquella donde los ejes de un guión curatorial, que solamente sirvió como borrador, se disuelven en percepciones cruzadas, continuamente reinterpretadas; en visiones ficticias y líquidas, críticas y exploratorias, conservadoras y extremistas, algunas de las cuáles prescriben síntomas de una situación de boicot a esta musealidad construida.
Por ejemplo, aludir a la presencia de cierto esteticismo o a la insinuación del conceptualismo, pero no como tendencias, sino como planteos posiblemente apoyados en la institucionalización de cierto tipo de experiencias. Prácticas que refieren a la representación y a la no representación, o a  conceptos específicos vinculados con los usos sociales del significado, el significante y los procesos de significación. Icónicos, abstractos y políticos son los materiales de las poéticas más recientes. Atravesadas sin duda, por los relatos de los espacios de legitimación construidos por el campo artístico argentino en los años recientes. En este punto, es posible agregar que los efectos de las instituciones en el arte contemporáneo podrían constituir un capítulo aparte en la esfera de los estudios actuales sobre esta colección. En este panorama, seguramente entren en juego la Beca Kuitca, las galerías Appetite y Belleza y Felicidad, el macro, el Premio Petrobras, entre otros. 
Ahora bien, por qué no referirnos también al factor ideológico y volver a considerar el pacto del arte contemporáneo con ciertos fenómenos sociales. Hay en vista, ciertas opciones estéticas que, en el marco de un replanteamiento de los formatos de obra, elaboran lenguajes abiertos al impacto de la producción artística en la esfera pública.
En diversas claves que incluyen el aspecto financiero, gubernamental y sindical aparece, luego de la crisis argentina de fines de 2001, cierto tipo de reflexión formativa sobre los signos de poder y carencia que recalan en escenarios del pasado y del presente.
Traemos a colación la producción de León Ferrari. Pues en este punto, la secuela es una constante y, seguramente, una característica de cualquier núcleo temático que refiera a un patrimonio cultural fiel a un “carácter procesal”, en los términos de Néstor García Canclini. (4)
Evidentemente, aún continuamos indagando sobre la posibilidad de hablar de cierta génesis de lo que se considera contemporáneo. Adrede, la cita y en algunos casos la apropiación de instancias que ponen en práctica el ejercicio plástico de la acción o el vicio de la gestualidad son puntapiés para redimensionar la consagración de lo efímero. En paralelo y paradójicamente se halla la recuperación del documento.
Son, éstos, gestos museísticos a través de los cuáles los inolvidables años 60 vuelven a aparecer con nombres ineludibles en la escena artística argentina, tales como Federico Manuel Peralta Ramos, Alberto Greco, Eduardo Favario y Juan Stoppani.
Reconocemos en cada uno de sus planteos, nos referimos fundamentalmente a los que presentamos en esta muestra, un programa de la imagen cuya fuerza reinscribe ciertas iniciativas actuales de artistas que, bajo las aristas de una apuesta experimental, corrompen el esquema del objeto artístico incorporado en este museo.
En este sentido, cabe destacar que el efecto “work in progress”, que forma parte de la producción artística, curatorial, e inclusive teórica en la actualidad, también se halla presente en una de las instancias recientes del proyecto de incorporaciones en la colección. 
Se trata de una modalidad que, a partir de la propuesta de su autor, Leopoldo Estol, advierte la posibilidad de otra alternativa en los modos de agregación de piezas en el patrimonio.
Desde esta perspectiva, el hecho de coleccionar “cosas” es visto como un síntoma existencial de la cultura actual, y su consumación, como un fenómeno de masas que se retrotrae a ciertas particularidades del ámbito público y privado. Llevando a cuestas esta situación referencial, y en el sentido en que la incorporación de Estol se realizará progresivamente, el Castagnino+macro desafía lo preestablecido en materia de gestión de la colección. Avanza por el camino del riesgo en la consumación de su propio patrimonio.


Redefinición entonces, una y otra vez.

El aval a una contemporaneidad que involucra ciertos perfiles artísticos de la modernidad.

Sostener, paradójicamente, la inmortalidad de lo efímero.

Buscar modelos del arte actual.

Y viceversa…

En efecto, y a partir de haber concretado esta muestra, ¿cómo re-pensar en esta instancia el grado cero de este proyecto? ¿Cómo plantear su proyección a futuro en este medio, en esta gestión, en este museo?
Historia del arte contemporáneo, o quizás, la apuesta, ya, a otras paradojas, a recuperar otras perpetuidades. Hagamos una salvedad entonces. Retomemos la búsqueda de aquellos espacios vacíos que, en materia de obras históricas, sigue revelando la colección. Y aquí si es posible mencionar la presencia de dos hitos de la fotografía en Argentina: Annemarie Heinrich y Grete Stern.
Sin embargo, no es el cometido de este acercamiento, un poco impreciso a la colección, poner en foco la vasta producción de estas autoras. Pues, en definitiva, éste no intenta ser un texto histórico analítico de lo que llamamos, desde hace un tiempo, incorporaciones recientes, sino más bien una lectura parcial de la colección y de los procesos que marcan su asimilación. Una reflexión o una mirada tendiente a insinuar el espíritu vigente de un proyecto, cuyo sentido hoy radica en la reelaboración continua de lo patrimonial como instancia perenne de la política institucional del  Castagnino+macro. coordinadora

 

NOTAS

1. Coordinadora del área de Investigación del Castagnino+macro y encargada del programa de incorporaciones de obras de arte argentino contemporáneo en su colección.

2. En su mayoría, estos ingresos fueron concretados mediante donaciones de los artistas y familiares, cuyo trabajo ha sido capital para el desarrollo de este proyecto.

3. Cf. Farina, Fernando, Roberto Echen y Nancy Rojas, “Arte argentino contemporáneo-macro”, AAVV, Arte argentino contemporáneo, Rosario, Ediciones Castagnino/macro, 2004, pp. 7-12.

4. Retomamos aquel postulado de García Canclini que define al patrimonio “no como un conjunto de bienes estables y neutros, con valores y sentidos fijados de una vez para siempre, sino como un proceso social que, como el otro capital, se acumula, se reconvierte, produce rendimientos y es apropiado en forma desigual por diversos sectores”.  García Canclini, Néstor, “El porvenir del pasado”, Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, cap. 4, Buenos Aires, Paidós, 2001, p. 187.