El óleo La Virgen y el Niño Jesús ingresó a la colección en 1942 gracias a la donación efectuada por los hermanos de Juan Bautista Castagnino para el flamante museo inaugurado en 1937 que lleva su nombre y que fue donado por su madre Rosa Tiscornia en su homenaje, luego de su inesperada muerte en 1925. Juan B. fue considerado uno de los más destacados coleccionistas del país por su vasto conjunto de arte antiguo iniciado al despuntar el siglo XX, logrado a través de arduas pesquisas y adquisiciones en el extranjero resultado de su inserción en una vasta red de contactos de connaisseurs, historiadores, galeristas. Integró la Asociación Cultural El Círculo y desde sus inicios, la Comisión Municipal de Bellas Artes de Rosario, participando activamente de la institucionalización del arte local. Fue mecenas y un entusiasta promotor del arte local, hecho que contribuyó en el perfil de su colección de arte argentino que llegó al museo en el mismo año de su muerte.
La tabla La Virgen y el Niño Jesús fue adquirida por Castagnino al pintor español Enrique Cubells y Ruiz en 1918. No se tienen noticias sobre quién y cuándo se realizó la atribución a Gerard David ni más información sobre la compra de la pintura. Una nota cuyo texto se reproduce en el inventario de obras del coleccionista, dice: “Conste por el presente que en la fecha yo el suscrito don Enrique Martínez Cubells y Ruiz ha vendido a Don Juan B. Castagnino un cuadro de mi propiedad, representando una imagen de La Virgen con el Niño Jesus, obra original y auténtica de un artista flamenco del siglo XV, como tal lo garantizo y vendo por el precio convenido de 8000 pesos moneda nacional de curso legal, suma que he recibido. La pintura es sobre tabla, mide 37 x 26 cm de ancho. Si en cualquier época se comprobara que dicha obra vendida no fuera tal cual lo declaro, me obligo a recibirlo de vuelta y a reembolsar el precio pagado. A esta adjunto y rubrico una fotografía del referido cuadro. Firmo por duplicado en la ciudad de Rosario el día 2 de septiembre de 1918”.
La tabla llegó el museo Castagnino veinticuatro años después atribuida al que ha sido considerado el último gran pintor de la escuela de Brujas, Gerard David. La correcta catalogación de su obra no ha sido posible por los vacíos de documentación: se le atribuyen aproximadamente sesenta pinturas, ninguna firmada. Su estilo deriva de los primeros maestros de los Países Bajos, con una técnica refinada y minuciosa. Fue un artista versátil, tanto miniaturista como pintor de obras monumentales, también realizó obras devocionales como la que nos ocupa.
El tema de la Virgen y el Niño fue especialmente tratado por la Escuela de Brujas. Tuvo una gran demanda comercial y los patrones, diseños y composiciones fueron repetidos y reelaborados por los artistas como consecuencia de los encargos. La copia o la imitación pueden considerarse conceptos peyorativos en la historia del arte moderno, pero adquieren un significado más profundo en el marco de la cultura flamenca de los siglos XV y XVI en términos devocionales, y de propiedad y derecho sobre la imagen. Además, según Panofsky, el cambio del siglo XV al XVI en Flandes enfrentó a los pintores a un renacimiento genuino de la manera flamenca de principios de siglo XV, que alcanzó su punto culminante en torno a 1510. Hubo un aumento en la producción de copias y variaciones tanto de las obras de Van Eyck como de las del maestro de Flemalle, hecho indicativo de una demanda popular que no parece haber existido en el medio siglo precedente.
Seguramente una obra de devoción, La Virgen y el Niño Jesús coincide con aquellas que más se adecuaban a la piedad de la época, el tema es típico de la escuela de Brujas y tuvo gran demanda comercial. La obra La Virgen y el Niño que se halla en el Museo del Prado -atribuida ahora a un seguidor de Gerard David- debería considerarse una referencia para el estudio de la que nos ocupa, por su cercanía con los modelos del artista. También existe una pintura publicada por Friedländer de composición muy similar atribuida al Maestro de la Santa Sangre y otras versiones de la misma composición que aparecieron a la venta en el año 2001.
En el archivo de M.J. Friedländer que es posible consultar en el sitio del Netherlands Institute for Art History fueron halladas dos obras de casi idéntica composición a la atribuida a Gerard David del Museo Castagnino: la primera, una pintura de proporciones similares a nuestra pintura: 45.7 x 36.7 cm; la segunda corresponde a la tabla central de un tríptico. En todas, la imagen de la Virgen y el Niño es la misma, sólo varían los fondos. En todas se destaca el detalle, la minuciosidad de ejecución y representación de las materias. Se repite en todas la diadema -realizada en zafiros, perlas, oro y un rubí en el adorno central-, el recamado del manto, bordado en oro, zafiros y perlas, en los que el artista evoca el trabajo del orfebre y el rosario de cuentas transparentes y cuentas con forma de rosas. También es la misma la distribución de los pliegues del manto y de la túnica y manto del Niño. Ambas pinturas han sido atribuidas al Maestro de la Santa Sangre, activo en Brujas en torno a 1510. Procedente de Amberes, recibe su nombre del Tríptico de la Lamentación que se conserva en la capilla de la Santa Sangre de Brujas. Debemos situar a este maestro en el círculo de Ambrosius Benson, Adriaen Isenbrandt y Albert Cornelis. De algunas obras se conocen los comitentes, privados o eclesiásticos, pero su taller también se dirigió al mercado libre. Para muchas pinturas, el maestro se inspiró en representaciones tradicionales. Su mayor contribución es la combinación de motivos inspirados en diferentes maestros de Amberes, Bruselas e Italia.
Iconográficamente, es posible identificar el tema de nuestra pintura con el clasificado por Réau como Virgen de la Ternura y corresponde al tipo de panagia eleousa o glykophilousa, o Virgen de las caricias, expresión por la que se debe entender no la ternura de la Virgen sino la del Salvador, quien en efecto es quien apoya la mejilla contra la de su madre, le acaricia el mentón o se echa sobre su cuello. Este modelo, aparece a partir del siglo XI en los íconos bizantinos. El Niño sostiene una sarta de cuentas que se identifican con un rosario, iconografía que apareció en el último cuarto de siglo XV. La iconografía de la Virgen y Niño con Rosario, creada en el siglo XV y popularizada por los Dominicos, representa a María sosteniendo al Niño Jesús y el Rosario como símbolo de la meditación de los misterios de Cristo. El Rosario, o "corona de flores", es una ofrenda a María para honrarla y meditar la vida de Jesús, uniendo la vida del creyente con los misterios divinos. Su devoción -gracias a los dominicos que patrocinaron Cofradías del Rosario en toda Europa-, se difundió con asombrosa rapidez.
María de la Paz López Carvajal
David, Gerard
Oudewater (Países Bajos), c. 1450-60
Brujas (Bélgica), 1523
Pintor holandés atraído por el mundo flamenco, ha sido considerado como el último gran artista de la Escuela de Brujas. Su obra se caracterizó por la fiel interpretación de la naturaleza, en la que el tratamiento de las luces y sombras se aproximan al sfumato leonardesco. Su obra completa refleja los méritos de su formación y trabajo como miniaturista. Luego de ser admitido como maestro en el gremio de San Lucas, fue pintor oficial de Brujas desde 1488.
