Sede Macro
Del 08.07.11 al 30.08.11

La posibilidad de un vacío

Hernán Cedola

Cédola, Hernán

Una reflexión en catorce objetos vulgares y repetidos; objetos descartables, marcados por el desgaste, que reflexionan sobre la voluntad de concebir esta existencia como obra.

Foto de sala
Foto de sala

 

La posibilidad de un vacío

De lejos es apenas una hilera de frascos. El color aparece como una progresión caprichosa, poseedora de una armonía fantasmal, diríase volátil. El juego aquí es el de las apariencias. Los frascos están vacíos, pero sólo puede uno asegurarlo al aproximarse. La distancia los llena de color, los completa. Por eso la impresión primera es que el color está en ellos, cuando la verdad es que adentro no hay nada. O sí: hay un vacío rodeado por un color.

Es, sin dudas, una obra rica en metáforas. Del ready-made a la reflexión sobre los principios del arte hay un paso breve. De una erótica del vacío al Existencialismo hay otro paso, más breve aún. Pero en este terreno la tensión también se produce a otro nivel: en el nivel de la interpretación.

Estos son, después de todo, los recipientes que Hernán Cédola utilizó para componer el color de sus obras. Son pura maquinaria industrial, pura herramienta de artista, y sin embargo ‘su esencia no es deducible de su origen’ (1), porque exhibidos de esta manera son también el punto en el universo donde converge toda su obra. Allí están sus colores, o allí estuvieron. Allí está su fuerza de trabajo, acumulada a lo largo de tiempo y espacio. Es en estos catorce objetos, vulgares y repetidos, donde se produjo la existencia de Cédola en tanto artista, objetos descartables, marcados por el desgaste, que reflexionan sobre la voluntad de concebir esta existencia, y no cualquier otra.

Toda obra empieza por no ser nada, por el cero absoluto. Y sin embargo esta obra es en sí misma ese cero absoluto, la instancia previa de cualquier obra, el recipiente de donde se supone debería salir la obra. Representa de este modo la pura objetivación de las ideas que aún no han sido, es el intento por ‘rematerializar’ (2) el grado cero de la creación, en un juego de colores que puede unir de un vistazo un conjunto de frascos comprados en la ferretería con un francés estrábico de apellido Sartre. Ambos comparten un interés: el vacío. Y también un lugar: el vacío.

Porque el vacío no es muchos lugares, sino uno solo. Cuando se habla de un vacío, de la posibilidad de un vacío, es que se ha puesto una división artificial a esa totalidad; un perímetro privado, una singularidad que intenta apoderarse de un momento en el espacio. La posibilidad de un vacío es, entonces, la posibilidad de una existencia singular. Pero para expresarse, esa existencia no tiene más remedio que encarnarse en algún resto corpóreo miserable, patético, radicalmente contingente. Aquí el espíritu es un hueso, un pedazo de vidrio, un color o una plataforma fuera de tiempo y espacio. Aquí la falta de objeto se convierte en el objeto mismo. La falta de obra en obra. Porque es la voluntad de ser obra lo que hace de esto una obra, del mismo modo que la voluntad de la existencia hace a la existencia.

Leandro de Martinelli

Notas:
Adorno. 1970, p. 21
Bourriaud. 2009, p. 34

 

 

“La intención es involucrar lo personal en lo formal y lo conceptual, seguir una línea de investigación y torcerla, llevarla en dirección a mi mundo. La reflexión viene después. Al principio hay mucho de improvisación, de trabajar sobre imprevistos. La elección de una técnica, de un soporte, se produce a espaldas mías, es un proceso opaco, compulsivo, cuyos resultados se van reformulando constantemente, se multiplican, se expanden. El hacer es una liberación. Va más allá de una decisión. Es una pregunta. ¿Cómo convierto en objeto mi percepción de lo real?
Lo más importante es perseguir ese instinto. No hay desgaste, no hay pérdida en el proceso, porque en el ajuste final la obra recibe siempre su propio lugar en mi historia emocional.”



Hernán Cédola (Buenos Aires, 1977). Artista argentino contemporáneo de formación autodidacta.
Entre sus exposiciones cabe mencionar Un silencio aparente, KBK Arte Contemporáneo, Mexico D.F. (2010), Timeless, Dot Fiftyone Gallery, Miami (2009), Estudios para óleo y grabado, Zavaleta Lab, Bs. As. (2007), Serie, C.C.Borges, Bs. As. (2004) y Museo de Arte Contemporáneo Latinoamericano (MACLA), La Plata (2004). Ha participado en diversas muestras colectivas entre las que se destacan Abstraction Revisited, Chelsea Art Museum, New York (2010) y Bomarzo a Bomarzo, Palazzo Orsini, Italia (2006).
En el 2006 obtuvo una Beca Nacional en Artes Plásticas del Fondo Nacional de las Artes.
Vive actualmente en la Ciudad de La Plata.