Colección Castagnino+macro - Pieza perteneciente a la serie




Dermisache, Mirtha

Buenos Aires, 1940
Buenos Aires, 5 de enero de 2012

La obra de Mirtha Dermisache se juega entre el campo de la imagen y la palabra. Dado su interés en la multiplicación y difusión de su obra, desde los garabatos y grafismos —que signaron su primera etapa productiva— fueron puestos a disposición de los procesos de edición. Asimismo, las características de su prolífica producción permitieron el análisis desde otros campos de estudio, estableciendose vínculos no solo con lo estético sino con la gráfica, la lingüística y la comunicación.

Luego de realizar el Magisterio en la Escuela Normal Nacional Almirante Brown, estudió artes visuales en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano y en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, hoy Departamento de Artes Visuales de la Universidad Nacional de las Artes (UNA). También, de modo paralelo, realizó talleres en la Escuela Superior Ernesto de la Cárcova y se dedicó al estudio de Filosofía entre 1965 y 1967.

Hacia fines de la década del 60 los garabatos en tinta sobre papel de la artista se transformaron en grafismos similares a algún tipo de escritura pero sin referir a algún alfabeto existente. Con el fin de difundirlos y multiplicarlos, la edición se configuró en la opción más viable para Dermisache. En 1967 organizó por primera vez sus grafismos en formato libro.

Interesado por el Libro N° 1, Jorge Romero Brest —entonces director del centro de Artes Visuales del Instituto Di Tella— acercó a Dermisache a la editorial Paidós para concretar la edición. Sin embargo, tuvo que cancelarse ante la dificultad de las 500 páginas que contenía. Finalmente, Mirtha separó el libro en dos partes, encuadernando con tapas de cuero marrón una de ellas: Libro N° 1. La otra contó con tapas duras blancas, Libro N° 2.

Desde entonces, los numeró consecutivamente, comenzando por el número uno cada vez que iniciaba un año. Así conformó ediciones hasta 1978, práctica que retomó en la década del 90.

Los inicios de la década del 70 resultaron de gran actividad para Dermisache. En cuanto a su producción, el formato libro devino carta, texto, frase. En 1971 comenzó su inserción en la escena del arte. Invitada por Jorge Glusberg, participó en la colectiva From Figuration Art to Systems Art in Argentina, organizadas por el Centro de Arte y Comunicación (CAyC), en el Camden Arts Centre de Londres y en Arte de sistemas I, en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. A partir de ello, formó parte del taller laboratorio que dio origen a la primera formación del Grupo de los 13[1]. Realizó proyectos en torno a sus grafías y las experiencias musicales con Fernando von Reichenbach director del Laboratorio del Centro Latinoamericano de Altos Estudios Musicales del Instituto Di Tella— y con Ricardo Ferraro, director de programadores, ingenieros y analistas del CAyC. También para entonces, gracias al cineasta Hugo Santiago que en uno de sus viajes a París le había acercado uno de sus libros, la artista inició un intercambio epistolar con el semiólogo Roland Barthes, quien definió su trabajo como “escrituras ilegibles”.

En 1972 la artista dio inicio al taller de Acciones Creativas (tAC) que tuvo como finalidad el desarrollo de la capacidad creadora en los adultos a partir de una propuesta pedagógica innovadora propia, influida por los escritos de Herbert Read y la experiencia de Sunnyhill[2] y por su paso, como asesora visual, por el instituto Nere-Echea —pionero en Argentina en concebir la educación como medio para el desarrollo individual y social, implementando el plan de Filosofía para Niños y los “campamentos educativos”, según la concepción de “aprender haciendo” . Ese método, revolucionario en su tiempo, lo trasladó luego a las Jornadas —públicas— del Color y de la Forma (1975-1981).

En 1974, en el marco de “Kunsystem in Latijns-Amerika”, exposición organizada por el CAyC en el International Cultureel Centrum (ICC) de Amberes, Dermisache conoció a Guy Schraenen, curador francés dedicado a los libros de artista. Nuevo impulsor, asesor y editor de su obra en Europa.

Un año más tarde, inició el formato postal, siendo este trabajo publicado por el escritor y editor mexicano Ulises Carrión en un número especial que reunía material de arte correo, en su diario mensual Ephemera.

Desde entonces, y a lo largo de las dos décadas siguientes, la autora participó en múltiples proyectos y exposiciones itinerantes principalmente internacionales en Reino Unido, Francia, Bélgica, Países Bajos, Suecia, Alemania, Eslovenia, Croacia, Portugal, España y México.

Fue reconocida con la invitación tanto a la 12ª Bienal de San Pablo, a la que no asistió (1973), como a la Bienal de París de 1975. También fue conferencista en el II Congreso Brasileiro de Educação Artística, en San Pablo, 1976.

En la década del 90 la artista retomó el tAC junto a sus colaboradores (1992) y hacia finales de dicho período retomó su producción, hizo libros y textos ilegibles con nuevos grafismos y retomó algunas de sus grafías de los años 70. Se abocó además a la producción de nuevos formatos: el tarjetón y el boletín informativo (newsletter). También creó nuevas libretas de apuntes. Entre 1998 y 1999 participó en proyectos colectivos en pos de legitimar la edición artística de libros y luego realizó una tirada amplia de 7 Tarjetas postales y una edición de siete ejemplares que incluían, cada uno, un original firmado. Una idea que ya se vislumbraba en la edición de Cahier nº1 que se acercaba a la edición partida. Una propuesta de Dermisache que desarrolló posteriormente.

Gregorio Klimovsky, Oscar Massotta, Carlos Espartaco, Diego García Reinoso, Jorge Prelorán, Arturo Carrera, Romero Brest, Barthes, von Reichenbach fueron algunos de los nombres que para entonces habían escrito sobre ella y su obra.

En el nuevo milenio continuó participando en los proyectos internacionales propuestos por su editor Schraenen e intervino en numerosas exposiciones colectivas en Buenos Aires. El El año 2003 resultó clave tanto para la visibilidad de su obra como para el devenir de su producción gráfica. En 2004, la autora llevó a cabo su primera muestra individual en Argentina: “Mirtha Dermisache. Escrituras [:] Múltiples”, galería Borde. Arte Contemporáneo de Buenos Aires. Asimismo, además de la escritura de sus dos últimos libros encuadernados y firmados, la artista —con los editores Geneviéve Chevallier, Florent FAjole y Santiago Perednik— creó nuevos formatos que desafiaron los tradicionales modos de edición y exposición. También se editó Libro Nº1 (2003), con el que se creó el concepto de edición partida. Un formato que incluyó una página original entre copias.

“[...] en vez de armar una muestra convencional, propuse disponer la integralidad de la tirada común de 400 ejemplares sobre diez mesas correspondientes al número de trabajos editados y acompañadas de doce sillas para indicar que éstas pueden moverse. Para calificar este modo de instalación asocié las palabras dispositivo y editorial. [...] dispositivo porque remite a la vez al hecho de disponer y a la dimensión objetual de la publicación [...] La palabra editorial porque no se trata de exponer originales sino de presenciar la última etapa de producción de la obra. Este protocolo también permite la implicación directa del lector en el proceso último de la obra. El público puede circular libremente entre las mesas, sentarse, manipular los impresos, sus recorridos y en definitiva reconfigurar la edición según sus criterios al salir del lugar con su propia selección/edición [...][3]

El dispositivo editorial signó la producción de los últimos años de Dermisache, marcando un claro rumbo hacia el mundo de las ediciones, su gran objetivo. En 2005 inició el desarrollo del formato “lecturas públicas”: una pieza de grandes dimensiones con grafismos encolumnados y de otras piezas de tamaños importantes, tales como: instructivos, afiches. Estos últimos pensados en 2010 para el espacio público.

Entre 2010 y 2011 participó en dos exposiciones colectivas que significaron un punto de inflexión para el reconocimiento de su obra desde el punto de vista conceptual y comercial: respectivamente, “Sintonías“, en Fundación PROA de Buenos Aires y “elles@centrepompidou. Artistes femmes dans les collections du Museé national d’art moderne”.

Luego experimentó nuevas técnicas en sus ediciones como el cromopaladio, un proceso fotoquímico que le permitió explorar opciones de este proceso. Antes de fallecer, en 2011 Dermisache realizó “Mirtha Dermisache. Publicaciones y dispositivos editoriales”. Exposición retrospectiva curada por Cecilia Cavanagh, en el Pabellón de las Bellas Artes de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA).

 

[1]  Conformaron este grupo inicial Jacques Bedel, Luis Benedit, Gregorio Dujovny, Jorge Glusberg, Víctor Grippo, Jorge González Mir, Vicente Marotta, Alberto Pellegrino, Alfredo Portillos, Luis Pazos, Juan Carlos Romero y Julio Teich. El objetivo de esta formación fue el de aunar pensamiento y producción para impulsar el arte de sistemas promovido por el CAyC.

[2] Sunnyhill fue la escuela pionera de la educación en libertad, creada en 1950 por Alexander Sutherland Neill, educador progresista escocés descontento con la pedagogía convencional oficial británica.

[3] Florent FAJOLE en, Mezza, Cintia, Lida, Celia y Raviña, Ana, “Mirtha Dermisache, vida y obra (1940-2012)”, en: Mirtha Dermisache ¡Porque yo escribo!, cat. exp., Buenos Aires, MALBA, agosto de 2017.




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