Colección Castagnino+macro

El collage que integra la colección Castagnino+macro forma parte de la instalación Imagen Pública. Altas Esferas, que se llevó a cabo en el Recoleta, en 1993. En esa ocasión, utilizó el archivo gráfico del diario Página 12 para cubrir las paredes y el techo de la sala 12 de Octubre con las ampliaciones fotográficas de las noticias argentinas de los años ochenta. En el centro de la misma, colocó una estructura escalonada, en cuya parte superior dispuso de una vasija que recibía el goteo de un líquido rojo. En este sentido, Lauría señaló que Maresca planteó la obra como una metáfora de la extraña mezcla de tinta y sangre que en nuestra sociedad mediática compone el cuerpo de las noticias, se convierte en tributo pagado a aquellos rostros que adquirieron su notoriedad merced a las peripecias de los ciudadanos. Pero la historia de los famosos es sólo la otra cara de la historia de quienes asisten a su fama y también es parte de la historia de aquellos que narras sus historias. (1)

(1) Lauría Adriana, “Discurso crítico y poético en la obra de Liliana Maresca”, Nartex, año 1, núm. 2, Buenos Aires, 1994.




Maresca, Liliana

Buenos Aires, 1951
Buenos Aires, 13 de noviembre de 1994

Estudió en la Escuela Nacional de Cerámica. Concurrió al taller de pintura de Renato Benedetti, al de dibujo de Miguel Ángel Bengochea y de escultura con Emilio Renart.

En su producción exploró diversas posibilidades expresivas que articulaban pintura, escultura, objetos, instalaciones y performances. También diseñó escenografías y ambientaciones para espectáculos teatrales y cinematográficos. A pesar de no seguir las corrientes artísticas del momento o adaptarse a las pautas del mercado poseía un espíritu inquieto y entusiasta que prontamente la convirtió en una figura clave en el desarrollo de las prácticas artísticas en los primeros años de la democracia en Argentina e impulsó muchas de las líneas de producción que caracterizaron el arte de los noventa.

En sus trabajos el cuerpo es productor de sentidos. Se trata de experimentar, mostrar e intervenir. Aparecen en sus obras reflexiones acerca de la tortura, la sexualidad, el deseo, los abusos, el poder, la violencia, etc. Fue portadora de HIV, circunstancia que también incluyó dentro del discurso artístico de los noventa.

En aquellos años su casa-taller en el barrio de San Telmo, el Parakultural, espacios alternativos a las artes visuales y otros como el Centro Cultural Recoleta o Centro Cultural Rojas, de Buenos Aires, se convirtieron en escenarios de discusión y producción colectiva. Allí organizó acciones y eventos multidisciplinarios que convocaban a numerosos artistas como Marcia Schwartz, Marcos López, Alejandro Kuropatwa, Adriana Miranda, Marcelo Pombo, Batato Barea, Pablo Suárez, Ezequiel Furgiuele y Elba Bairon, entre otros.

Su obra ha sido ampliamente reconocida por curadores e investigadores que la han integrado en sus propuestas curatoriales y actualmente sigue siendo materia de revisión para comprender los discursos estéticos contemporáneos. Algunos registros y documentos de estas actividades culturales promovidas por la artista pudieron verse en la muestra “Liliana Maresca. Transmutaciones” en el museo Castagnino, en 2008, curada por Adriana Lauría. Instancia que además contó con la publicación de un libro-catálogo en colaboración con el museo Malba de Buenos Aires. Anteriormente, en la mencionada institución, había participado en la muestra “Juego de Damas” también curada por Lauría en 1995 y en el Centro Cultural Recoleta en 1996. Exposición que reunió la producción artística de mujeres, entre las que participaron Diana Aisenberg, Nicola Costantino, Sabrina Farji, Graciela Hasper, Magdalena Jitrik, Patricia Landen, Ana López, Adriana Miranda, Margarita Paksa, Ariadna Pastorini, Elisabet Sánchez, Cristina Schiavi y Claudia Zemborain.

Abril 2018




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