Sede Macro
Del 02.10.08 al 11.11.08

Acerca del estudio de los protagonistas...

Tavolini, Alejandra

Muñecos cortados en referencia a la obra de Damien Hirst, con la diferencia abismal que existe entre una oveja, tiburón o vaca de peluche y los mismos especímenes del reino animal cortados con precisión de quirófano.

Castagnino+macro
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No se trata de la oposición entre naturaleza y artificio.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- nota: lugar tranquilizador desde que responde a una construcción metafísica en la que el hombre puede hablar displicentemente de la naturaleza como lo que determina la conformación del “mundo” (sea planeta, galaxia, o lo que el “hombre” logre abarcar) y al mismo tiempo decir que lo que el “hombre” produce es “artificio”.
No logro captar la diferencia que hace que se atribuya a la naturaleza la ingeniería del castor en la construcción de sus enormes y resistentes diques y al “artificio” esa misma obra si resultara hecha por hombres.
Me da la impresión de que esto está (desde algún lugar más o menos directo) vinculado a lo que este texto intenta colocar.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- El hecho de que los animales que Alejandra Tavolini utiliza sean de peluche no remite a este dualismo -en verdad inoperante en su obra y que no agregaría nada (quizás) que resulte atractivo-; ni siquiera si esa dicotomía pone en juego cierto pensamiento ecologista desde el lugar de una representación que mostraría lo perverso del hombre -ser capaz de enormes artificios- frente a la diafanidad e inocencia de lo “natural”.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- nota: no olvidar que el concepto de “naturaleza” sería -al estructurarse desde esos modos de conceptualización y categorización- uno de los grandes artificios que el “hombre” (otro) ha introducido tratando de dar forma a algo que podría no tenerla y que -en algunos momentos- solemos llamar “mundo”.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Mejor dicho.
Si pone en juego cierto regodeo bienpensante ecologista, lo hace en una segunda instancia y desde un discurso que ha sido tomado prestado.
Por otro lado.
Es posible que la ecología que pone en juego este discurso -si no captamos la relación a lo que podría llamarse su fuente- sea la del peluche y su entorno -los deseos y fantasmas que le aportamos-, o -más probablemente- la de nuestra estructura psicológica, que -de inmediato- va a remitir a lugares tan comunes como la infancia y se pondrá -sin vacilaciones- del lado del pobrecito peluche -tan brutalmente- herido, evitando a cualquier precio la más mínima sospecha de que estamos disfrutando (como -tal vez- podría hacerlo un niño) de ese destino del peluche.

Eso sí.
Hay una ecología en juego en esta producción de Tavolini.
La del mundo del arte (si puede hablarse en este caso de ecología. Pido disculpas -en todo caso-).
La obra de Tavolini plantea -por lo menos a mí y, seguramente, a ella- varios problemas vinculados a la situación de: a) la obra en tanto producción, b) el productor ¿en tanto artista?, c) el espectador.

El primer problema que plantea aparece en relación a la mirada. Todo lo dicho anteriormente caería casi inmediatamente a pique (aunque algunos restos podrían sobrevivir en un lugar secundario, menos “conceptual”, menos “elaborado”, menos “intelectual”, más “primario”, del orden de los “afectos”) si quien está observando la obra es alguien iniciado, que conoce el mundo y las producciones del arte o, por lo menos, informado de lo que pasa en ese mundo -sobre todo lo que ocurre en los lugares protagónicos de ese mundo-.

El título con el que Tavolini nombra esta serie (no sólo los trabajos de esta muestra) hace alusión a los protagonistas -y, por supuesto, al deseo-.
Entonces.
Cuando se es un artista
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------nota: creo que no hace falta aclarar que la condición de artista está generalmente (casi escribo siempre) ligada al deseo de protagonismo, en sus diversas formas.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- que -como suelen decir las biografías- vive y trabaja en Rosario, es probable que se sienta que el protagonismo está en otro lado.
La pregunta -si es imposible salir de ese circuito de intercambio libidinal entre predador y presa-
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- nota: es evidente que se establece una pareja de ese tipo en la medida en que el protagonista existe en y desde su otro, el olvidado, el anónimo, lo cual provoca una relación de intercambio que, sostenida desde esos lugares, parecería favorecer siempre al predador.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- es qué hacer al respecto.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- nota: en Desesperación, film de Fassbinder, el personaje que protagoniza Dirk Bogarde, harto de su propia existencia, decide “suicidar” a alguien (un “desconocido”, un anónimo vagabundo) para intercambiar identidades y poder escapar de su propia vida. El desconocido, por otra parte, no se le parece en nada, lo cual facilita el trabajo de la policía que intenta resolver el asesinato y que -por supuesto- descubre al asesino, quien queda profundamente desconcertado.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Tavolini encuentra una fórmula que parece -a primera vista- económica: mimicar a los protagonistas.
Mimicar implica aquí, no sólo producir la obra que ellos producen (lo cual merece un comentario que haré luego) sino el deseo de imitar sus modos (de vestir, de actuar, el género, etc).
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- nota: he conversado con la autora respecto de esto último y -por el momento- no sabemos si esa estrategia contribuiría o no a la propuesta.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- La presa deviniendo predador.
Pero.
No es tan sencillo.

Vuelvo al problema de la mirada.
Pienso ahora en que los visitantes a esta muestra pertenecen a ese sector de los “informados”.
Entonces.
Cuando se encuentran con los muñecos cortados (a la mitad, en tres, etc. dependiendo de la obra que se esté apropiando la autora) piensan inmediatamente -o después de un momento- en Damien Hirst.
Sin embargo.
No se puede dejar de sentir la diferencia abismal que existe entre una oveja, tiburón o vaca de peluche o de algún material similar -de pequeño formato, además-, comprados en cualquiera de esos locales que venden de todo a precios módicos, y los mismos especímenes pero, esta vez, tomados directamente del reino animal y cortados con una precisión de quirófano usando tecnología de punta.

Vuelvo al problema de la obra y la réplica, que no deja de ser el problema de la mirada, sólo que ahora involucra a la producción y al sujeto que produce desde ese lugar.
Lo dije anteriormente, la distancia hace que -como en Desesperación- el parecido (o su falta) de lugar a la desazón. Al abismarse en una diferencia constitutiva y que emerge cruda, descarnadamente, lo que aparece en toda su evidencia -teniendo a la obra como prueba o testimonio- es la imposibilidad.
Entonces, la pregunta que queda -al menos para mí- flotando es:
¿Cuál sería la economía de la imposibilidad?

Roberto Echen
Agosto de 2008


Alejandra Tavolini artista rosarina, en el 2000 obtiene la Licenciatura en Bellas Artes, U.N.R., realizando desde esa fecha muestras individuales y exposiciones colectivas.
En 2002 y 2008 fue becada por el Fondo Nacional de las Artes. Recibe menciones en LVI Salón Nacional de Rosario (2002) y Cultural Chandon Córdoba (2004). Así como el Premio Regional de Pintura de Fundación OSDE y el Primer Premio en el Salón Nacional de Artes Plásticas de San Nicolás (2006).
Sus obras pertenecen a la colección del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario y colecciones privadas nacionales e internacionales.